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La torre de los siete jorobados

Me da un poco de pena decir que en España hemos despreciado durante muchos años el género fantástico, y mientras que en Inglaterra primero y en Centroeuropa después, surgían grandes escritores como Poe o Maupassant al amparo de la fantasía y lo sobrenatural, aquí parecíamos empeñados en olvidarnos de todo lo que se saliera del realismo y el costumbrismo que constituían la norma, como si los términos «buen escritor» y «elementos sobrenaturales» no pudieran ir de la mano. De hecho, durante muchos años, algunos de los escritores que sí se aproximaron a la fantasía lo hicieron de una manera temerosa, como si les diera miedo que alguien los pudiera acusar de escribir fantasía, lo cual, teniendo en España antecedentes de obras como El Quijote o La vida es sueño, no tiene mucho sentido.

Ya en el siglo XX, a pesar de las incursiones en el género de grandes como Unamuno, Max Aub, Valle-Ínclán, Gómez de la Serna, etc., el grueso de la escasísima producción fantástica del país corresponde a autores de menor categoría que el tiempo parece empeñado en enterrar, pero que al margen de su calidad literaria fueron pioneros le pese a quien le pese.

Dos de estos personajes empeñados en nadar a contracorriente fueron Emilio Carrère y Jesús de Aragón, que parieron en comandita, una novela titulada La torre de los siete jorobados, que constituye una rara avis dentro de la literatura española de la época.

Por la manera de trabajar de Carrère, que era especialista en reeditar sus propias obras, publicarlas varias veces con diferentes títulos, ampliarlas mezclando unos textos con otros o recurrir incluso al autoplagio y demás jugadas con las que sacarse unas «perrillas», ha sido difícil establecer tanto la autoría como la fecha de publicación de La torre de los siete jorobados. Jesús Palacios en el prólogo a la edición de Valdemar del Club Diógenes, sugería que la novela se trataba en realidad de una novela breve anterior de Carrère, ampliada por un «negro», a saber, el «Capitán Sirius», pseudónimo de Jesús de Aragón, más tarde conocido también como el Julio Verne español. Palacios establecía incluso una correlación de capítulos entre la novela de Carrère Un crimen inverosímil y La torre… de manera que se podía saber lo escrito por Carrère y lo escrito por Aragón. El prólogo de Jesús Palacios, que rivaliza en interés con la propia novela, contenía algunos errores que hacen interesante también, a quien quiera saber más sobre la polémica autoría de la novela, la lectura del artículo Emilio Carrère: el señor de la torre de los siete jorobados, del propio Palacios y Génesis y autoría de La torre de los siete jorobados de Emilio Carrère, de Julia María Labrador Ben y Alberto Sánchez Álvarez-Insúa, fechando estos últimos la publicación de la novela en 1920, estableciendo el origen en otras novelas del propio Carrère como El señor Catafalco (1916) y El mal de ojo (1917) y no en Un crimen inverosímil como apuntaba Palacios, y limitando la participación de Aragón a unos pocos capítulos.

Dejando a un lado el tema de la autoría, La torre de los siete jorobados es pura fantasía y misterio y enfrenta el Madrid castizo y tradicional con otro Madrid más tenebroso que se oculta bajo tierra. Sin más interés que entretener, está plagada de esoterismo, personajes pintorescos, mensajes codificados, pasadizos ocultos, ciudades subterráneas y poderes sobrenaturales de tal magnitud, que incluso asistimos a una batalla mental entre dos de los personajes. Y no me olvido de las buenas dosis de humor e ironía que acompañan todo el relato; especialmente recuerdo una escena en la que los protagonistas, en las catacumbas, entre tiroteo y tiroteo, hacen una pausa para calzarse una tortilla de patatas y un vinito. Porque un detective con el estómago vacío es menos detective.

En 1944 la novela fue llevada al cine, con guion de José Santugini y Edgar Neville, este último director también de la cinta, y como buen amante del sainete que era, no hay por más que reconocer que lo que mejor plasmado quedó fue la parte humorística, encarnada especialmente en la figura de Antonio Casal, que hace cobrar vida al Basilio Beltrán de la novela tan supersticioso, tímido, patoso y gracioso como uno pudiera imaginar.

La película palidece en comparación con la novela por las limitaciones económicas y la escasez de medios, que no permiten mostrar tantos elementos sobrenaturales ni complicar tanto la trama como ocurre en la obra de Carrère. Sin embargo, sigue siendo una obra bien meritoria de una filmografía española que no se prodigaba en la fantasía. Y aun con esas limitaciones, no faltan los aparecidos, los misterios, los hipnotismos y los grandes decorados, como la escalera en espiral que se oculta en el subsuelo de Madrid y que debemos agradecer al decorador de origen ruso Pierre Schild y a su equipo.

El resto de actores, aparte del ya mencionado Antonio Casal, merecen también un reconocimiento. Félix de Pomés está imponente en su papel del fantasma de Robinsón de Mantua, tanto es así, que su imagen es la que ilustra tanto la edición en DVD como la edición de Valdemar de la novela; Isabel de Pomés está esplendida también en el papel de Inés; Manolita Morán y Julia Lajos, bordan con una gracia extraordinaria los papeles de la «Bella Medusa» y su sufrida madre, respectivamente, y Guillermo Marín está mágico, elegante y tenebroso en el papel del doctor Sabatino, haciendo un alarde de dicción y expresividad facial.

La película tiene una influencia clara del expresionismo alemán, tanto en los decorados (las escaleras, las catacumbas) como en los juegos de luces y sombras, y de los clásicos de terror de la Warner. Santugini y Neville se permiten además numerosos homenajes a directores y películas que aprecian: El doctor Mabuse de Fritz Lang (Dr. Mabuse, der Spieler – Ein Bild der Zeit, 1922) tiene algunos elementos en común, como los jorobados falsificando moneda (algo a lo que ya se hace referencia en la novela de Carrère, que es anterior tanto a la novela como a la película de Mabuse) o un villano con la capacidad de hipnotizar; vemos un plano de la sombra de Sabatino que hace referencia al Nosferatu de F. W. Murnau (Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, 1922); un primer plano de los ojos de Sabatino que es muy similar al famoso plano de los ojos de Bela Lugosi en Drácula (Dracula, Tod Browning y Karl Freund, 1931); un bonito plano en el que los jorobados se llevan en volandas a Inés como hacían los enanitos con Blancanieves (Snow White and the seven dwarfs, David Hand, 1937) y hasta se percibe un cierto corporativismo entre los jorobados que recuerda a la protección que se prestaban los monstruos que nos mostró Tod Browning en Freaks (1932).

También se ha comentado la similitud entre el Ercole de la novela, un hipnotizado que se ve obligado a cometer todo tipo de crímenes, con el Cesare de El Gabinete del Dr. Caligari (Das Cabinet des Dr. Caligari, Robert Wiene, 1921), para hacer ver esa influencia del expresionismo alemán ya en la novela de Carrère, sin embargo, como hoy sabemos con toda seguridad que Carrère creó ese personaje antes de que se estrenase la película de Wiene, queda en una simple coincidencia —o quizás los alemanes copiaron a Carrère— esta similitud.

La torre de los siete jorobados, tanto la novela como la película, merecen un sitio de honor —aunque sea pequeñito— en la literatura y en la filmografía española, ya no sólo por lo poco que se cultivó el género en España, sino por la calidad intrínseca de ambas.

Aprovecho la ocasión para recomendaros tanto la edición de Valdemar de la novela como la edición especial de la película que sacó Versus Entertainment en DVD, con la película restaurada, un disco de extras y un libro de 188 páginas, que me temo que no será fácil de encontrar ya a estas alturas.

16 comentarios:

  1. Yo recuerdo que la peli nos la pasaron mientras estudiaba en la uni y me llamó poderosamente la atención. Lo triste es que me fue casi imposible encontrar la novela (hasta que Valdemar la editó) y ni siquiera se mencionaba su título o autor en las aburridas clases que tuve de literatura española (no soporto el realismo ni el costumbrismo). Es una lástima que el esnobismo oculte joyas como esta al aficionado.

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    1. A mí es que es algo que me sorprende mucho, en la literatura que se enseña (al menos en los colegios) no hay ni una mención a cosas que se salgan de lo típico del siglo de oro, el romanticismo, la generación del 98, la del 14 y la del 27. Y encima, es lo que dices, que tampoco es fácil de encontrar según qué cosas, aunque con Valdemar, ahora es algo más fácil, jaja.

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  2. No conozco la novela pero la película me encanta. Me ha gustado mucho la entrada por toda la información que aportas. Saludos

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    1. Muchas gracias, León. Pues la novela tira más por el fantaterror que la película, que es más misterio y fantasía. Si te encanta la peli, la novela seguro que también.

      Un saludo.

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  3. Excelente documentación Einer, me ha resultado muy interesante, buen trabajo. No conocía ni la película ni la novela y me ha llamado mucho la atención.
    Como dices una lastima que muchos autores consideren la fantasía como un arte menos de la literatura porque yo creo que da mucho juego crear con la posibilidad de lo imposible, de lo irreal.
    Y cuantos guiños cinefilos tiene esta película. Tuvieron que hacer un gran esfuerzo para poder recrear todos esos efectos especiales y esos decorados, esa escalera casi es hipnótica.
    Como siempre da gusto aprender cosas nuevas de cine y de literatura.
    Saludos
    ;)

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    1. Lo de la película tiene mucho mérito porque es el 44, plena posguerra en España y la escasez de medios era notoria. Por lo visto había cortes continuos de luz y cosas por el estilo y el presupuesto tampoco es que fuera para tirar cohetes, por no hablar de que el productor no paraba de meter prisa para que la terminaran. Casi es un pequeño milagro que exista esta película y que no sea un panfleto franquista.

      Y la novela, pues es muy entretenida y tiene algún toque de humor muy bueno. Si te animas seguro que disfrutas de la peli y la novela.

      Un saludo.

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  4. Este país tiene poco de fantástico. Se agradece el descubriemiento.
    Un saludo Mr. Einer!!!

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  5. La novela editada por Valdemar me impresionó mucho, es uno de los libros que más me gustaría hacer la portada. esa idea de una ciudad subterránea en el Madrid viejo es muy sugestiva. Muy interesantes las similitudes que señalas con Nosferatu y el Freaks de Browning. Yo tengo en la película en DVD, lástima que la defectuosa banda sonora y el sonido directo dificultan la comprensión de algunas escenas. Carrère es un nombre a reivindicar.
    Saludos. Borgo.

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    1. Pues ahora que comentas lo del sonido, en la primera escena en la que canta la «Bella Medusa» tuve que poner los subtítulos porque no terminaba de entender lo que decía. Luego mejora algo y se entiende de sobra, pero es uno de los puntos flojos de la edición —que es excelente—, aunque creo que achacable a la mala calidad del master del que parte.

      Un saludo.

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  6. Te quedo muy agradecido por esta reseña ya que ni conocía la novela ni la película. Resulta muy interesante la manera que has abordado el tema de lo fantástico y su desarrollo en la literatura española. Enhorabuena por este post. Abrazos.

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    1. Gracias, Marcos. Si te animas a leerla estoy seguro de que la disfrutaras. Y la película seguro que también te gusta.

      Un abrazo.

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  7. Muy buena la entrada. Conocía la película pero no la información relacionada con la obra literaria anterior.

    La película fue proyectada en París en el marco del L'Étrange Festival 2013 (un festival similar a Sitges). La presentó el director francés Gaspar Noë, que la descubrió en una visita por Madrid.

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    1. Desconocía el festival y lo de Noë. Gracias por la info.

      Un saludo.

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  8. Bueno, también tenemos a Gustavo Adolfo Bécquer y sus Rimas y leyendas donde entra en lo romántico y en temas como la muerte, la vida de ultratumba y la brujería, un clásico de la literatura española; pero es cierto que aquí este género no se dio tanto como en otros países europeos. La torre de los siete jorobados no la he visto aunque sí he oído hablar mucho de ella. Debe ser bastante curiosa. Seguro que tiene su encanto; eso de la tortilla de patata y el vinito promete mucho ;-D
    Feliz año, Einer. Buena entrada.

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    1. Sí, si no digo que no se explorara el género, digo que se hizo de forma mucho menos profunda que en otros países.

      Seguro que La torre de los siete jorobados te gusta, Javi. Feliz año.

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