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La balada de Cable Hogue (1970)

La balada de Cable Hogue (1970) Tít. orig.: The ballad of Cable Hogue Dir.: Sam Peckinpah Gui.: John Crawford y Edmund Penny Mús.: Jerry Goldsmith Int.: Jason Robards, Stella Stevens, David Warner, L. Q. Jones.

Cable Hogue (Jason Robards) es abandonado a su suerte en medio del desierto por unos forajidos para que muera de sed, pero no penséis que Cable es el bueno de la historia porque es tan malo o peor que los otros. Después de cuatro días caminando bajo el sol, Cable encuentra agua cuando ya se resignaba a morir. Tras salvar la vida de manera casi milagrosa, decide montar una estación de paso aprovechando que es el único que posee agua en los alrededores.

Cable Hogue interpretado por Jason Robards

El comienzo de la película está bastante bien y resulta prometedor, pero a medida que avanza el film, da la sensación de que Peckinpah no sabe como ahondar en la historia y ésta se va haciendo cada vez más pesada y lenta, y acaba convirtiéndose en una comedieta aburrida, con escenas a cámara rápida que parecen sacadas del show de Benny Hill y que no resultan nada graciosas.

La parte central del film narra la historia de amor entre Cable Hogue y una prostituta llamada Hildy (Stella Stevens) y está aderezada por un hombre de dios interpretado por David Warner y demasiado aficionado a las faldas, que le da el toque de humor al film. Durante toda esta parte, vemos cómo la estación que Cable ha montado prospera y cómo cada uno de estos tres dispares personajes sigue su camino en solitario.

El final del film muestra la decadencia del salvaje oeste y de los personajes como Cable Hogue con la llegada del coche –este es uno de los mejores momentos de la película- y el inicio de la época moderna en la que los personajes tendrán que elegir entre adaptarse o morir.

Stella Stevens

La comparación con otro western que cuenta una historia similar es inevitable: Hasta que llegó su hora (C’era una volta il West, Sergio Leone, 1968). Las dos giran en torno a la construcción de una estación de paso aprovechando la escasez de agua en la zona y las dos utilizan al actor Jason Robards. La diferencia está en que Leone explora la codicia que rodea un negocio rentable mientras que Peckinpah se centra en una historia de amor que se aleja un poco de la idea central del film. El resultado es que Leone realiza una obra maestra y Peckinpah una obra que pudo haber dado más, pero se quedó en una película menor, a pesar de que Peckinpah la considera una de sus mejores obras. En cualquier caso, es una película imprescindible para los fans de Sam Peckinpah.

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