Como sabes, me gustan todos los comics, especialmente los de los superhéroes. Encuentro que toda la mitología que rodea a los superhéroes es fascinante. Piensa en mi héroe favorito: Superman. No tiene un gran argumento, ni tampoco es un buen dibujo. Pero la mitología… su mitología no sólo es genial, es única. [...] Verás, algo básico en la mitología de los comics es que cada superhéroe tiene su álter ego. Batman no es otro que Bruce Wayne; Spiderman se llama Peter Parker. Cuando el personaje se despierta por las mañanas, sólo es Peter Parker. Tiene que ponerse un disfraz para convertirse en Spiderman. Y esa es la característica que hace de Superman algo único. Superman no se convirtió en Superman, sino que nació como Superman. Cuando se despierta cada mañana es Superman. Su álter ego es Clark Kent. Y su traje, el que lleva esa enorme S, es la prenda en la que estaba envuelto cuando lo encontraron los Kent siendo un bebé. Esa es su ropa. Lo demás, las gafas, el traje de negocios, es su disfraz. Es un disfraz que Superman se pone para ser uno más de nosotros. Clark Kent es su visión de nosotros. ¿Y cuáles son las características de Clark Kent? Es débil… no confía en sí mismo… es un cobarde. Clark Kent es la crítica de Superman a toda la raza humana.
Superman - Primera parte
Vida y muerte del coronel Blimp (1943)
Vida y muerte del coronel Blimp (1943) Tít. orig.: Life and death of Colonel Blimp Dir.: Michael Powell y Emeric Pressburger Gui.: Michael Powell y Emeric Pressburger Int.: Roger Livesey, Deborah Kerr, Anton Walbrook Dur.: 163 min.
En 1943, con Europa asolada por la guerra y el avance del nazismo, Michael Powell y Emeric Pressburger estrenaron Vida y muerte del coronel Blimp, una película que recibió durísimas críticas porque buena parte del argumento se centra en la amistad entre un oficial inglés y otro alemán. Y para colmo de males, el alemán es un tipo agradable, profundamente antinazi y en algunos aspectos, más sensato que su colega inglés. Como imaginareis, no es la idea que se proyectaba en Inglaterra de los alemanes, y Winston Churchill, que tenía una idea más propagandística sobre lo que debía ser el cine en aquellos años, saboteó la película todo lo que pudo. Pero a pesar de sus esfuerzos, la película se estrenó para que los críticos pudieran despedazarla.
Maniac (1980)
Maniac (1980) Tít. orig.: Maniac Dir.: William Lustig Gui.: Joe Spinell, C.A. Rosenberg Int.: Joe Spinell, Caroline Munro, Tom Savini, Abigail Clayton, Kelly Piper Dur.: 87 min.
Siguiendo los pasos que habían marcado películas como Black Christmas (Bob Clark, 1974) o Halloween (John Carpenter, 1978), en 1980 se estrenó Viernes 13 (Friday the 13th, Sean S. Cunningham), que se convirtió en un éxito inmediato, dando así el pistoletazo de salida a la fiebre del slasher que unos años después acabaría saturando el mercado.
Pero ese mismo año, vio la luz una película que era diferente a todas estas: Maniac, de William Lustig. Y es diferente básicamente porque desde el primer momento sabemos quién es el asesino, ya que lo importante no es descubrir su identidad sino acompañar a Frank Zito en un sórdido viaje que nos llevará a descubrir por qué alguien se levanta cada día para asesinar mujeres, cortarles las cabelleras y colocárselas a unos macabros maniquíes. Es decir, no se trata de explotar ni glorificar la figura del asesino, sino de ver el día a día de una mente enferma, de ver el mundo a través de los ojos de un psicópata.
Juego con la muerte (1978)
Juego con la muerte (1978) Tít. orig.: Game of death Dir.: Robert Clouse Gui.: Robert Clouse (como Jan Spears) Int.: Bruce Lee, Collen Camp, Hugh O'Brian, Yuen Biao, Kim Tai Jung Dur.: 85 min.
Como recordareis, nos habíamos quedado en el estreno de Operación Dragón tras la muerte de Bruce Lee, pero que Bruce Lee estuviera muerto no tenía por qué ser un impedimento a que siguiera haciendo películas. O al menos esa es la conclusión a la que llegó Raymond Chow.
Operación dragón (1973)
Operación dragón (1973) Tít. orig.: Enter the dragon Dir.: Robert Clouse Gui.: Michael Allin Int.: Bruce Lee, John Saxon, Jim Kelly, Ahna Capri, Shih Kien, Robert Wall, Bolo Yeung Dur.: 98 min.
Por fin hemos llegado al momento que muchos esperabais con ansia: hoy voy a hablar de Operación Dragón, la película que convirtió a Bruce Lee en una estrella mundial y que, además, mola un puñao.
Pero antes, recordemos dónde estábamos. Nos habíamos quedado en el estreno de El furor del dragón y el posterior éxito de la película en Asia como ya venía siendo habitual.
El furor del dragón (1972)
El furor del dragón (1972) Tít. orig.: Meng long guo jiang Dir.: Bruce Lee Gui.: Bruce Lee Int.: Bruce Lee, Nora Miao, Chuck Norris, Robert Wall, Ping-Ao Wei, Tony Liu, Unicorn Chang Dur.: 100 min.
Después de más de un mes sin pasarme por el blog, retomo este monográfico de Bruce Lee donde lo dejé, o sea, con Bruce Lee convertido en la más grande estrella del cine asiático tras el estreno y, una vez más, éxito de taquilla, de Furia oriental.
Tras la finalización de Furia oriental, Bruce quedó liberado del contrato que le unía a la Golden Harvest, así que era momento de pararse, analizar las opciones y tomar una decisión.
Furia oriental (1972)
Furia Oriental (1972) Tít. orig.: Jing Wu Men Dir.: Lo Wei Gui.: Lo Wei Int.: Bruce Lee, Nora Miao, Maria Yi, James Tien, Tony Liu, Ping-Ao Wei, Quin Li, Robert Baker Dur.: 108 min.
Como ya comenté en el anterior post, Bruce Lee había firmado un contrato para hacer dos películas con Raymond Chow, así que, antes incluso de que Karate a muerte en Bangkok se estrenase en Hong Kong, se pusieron a trabajar en su segundo proyecto juntos: Furia Oriental.
Karate a muerte en Bangkok (1971)
En los próximos días voy a intentar comentar todas las películas de Bruce Lee en las que actuó de protagonista, cosa que me da un poco de miedo porque, a fin y al cabo, ya está todo dicho sobre el Pequeño dragón y por gente que sabe mucho más del tema que yo. Pero como tampoco quiero limitarme a dar mi opinión personal sobre sus películas, porque entonces me limitaría a decir que me gustan todas muchísimo, hasta Juego con la muerte, comentaré algunos aspectos sobre los rodajes y la producción de sus cinco grandes películas. Bueno…, cuatro y pico. Y cómo no, voy a empezar por el principio. Y el principio es Karate a muerte en Bangkok.
La escena del mes XV | Cazador blanco, corazón negro
La escena que os traigo hoy es de la película Cazador blanco, corazón negro, que dirigió Clint Eastwood en 1990 basándose en la novela del mismo nombre que publicó Peter Viertel, quien trabajó en el guion de La reina de África y contaba en el libro su experiencia al lado de Huston, eso si, mezclando situaciones reales con otras inventadas.
Si la historia es realmente como la cuentan Peter Viertel, Katharine Hepburn y Clint Eastwood, y parece que sí, entonces no hay ninguna duda de que John Huston es un absoluto genio. En teoría, Huston quería ir a África de safari; rodar La reina de África era una excusa como cualquier otra. Sin embargo, por lo que cuentan estos tres también da la sensación de que Huston sí que tenía en su cabeza cómo iba a ser la película. Dice Katharine Hepburn en su libro sobre el rodaje The making of The African Queen or how I went to Africa with Bogart, Bacall and Huston and almost lost my mind, que intentaba hablar continuamente con Huston sobre el guion para transmitirle sus dudas sobre el mismo y a este sólo le importaba irse de caza. También vemos en la película cómo Huston le dice a Viertel (Wilson y Verrill en el film) que el guion ya está bien, que la primera norma del arte es la sencillez, porque realmente quiere irse a cazar y Viertel replica diciendo que el arte no tiene reglas. A lo mejor fue sólo suerte, a lo mejor fue talento, pero La reina de África me parece una gran película.
Clint Eastwood eligió la novela de Viertel en parte porque es un gran admirador de Huston, así que una de las primeras cosas de las que se encargó fue de suavizar el personaje, que no pareciera en pantalla que Huston era tan despreciable y desagradable como escribe Viertel. En el libro de Katharine Hepburn, más que desagradable parece un tipo raro o maniático, pero en una cosa coinciden ambos: era un egocéntrico.
—O estás loco o eres el hijo de puta más egoísta e irresponsable que he conocido jamás. Tu inconsciencia echará a perder la película. ¿Y para qué? Para cometer un crimen. Para matar a una de las criaturas más raras y nobles que vagan por este miserable planeta. Y con tal de cometer ese crimen, estás dispuesto a olvidarlo todo y dejar que el proyecto se malogre.
—Te equivocas, chico. Matar a un elefante no es un delito. Es mucho más que eso. Es un pecado matar a un elefante. ¿Entendido? Es un pecado. Es el único pecado que puedes cometer comprando una licencia. Por eso quiero hacerlo más que ninguna otra cosa. ¿Me comprendes? Por supuesto que no. Es imposible. No me comprendo ni yo mismo.
Diálogo entre Verrill (Jeff Fahey) y Wilson (Eastwood) en la película.
Mucha gente opina que esta película es una obra menor de Eastwood; yo no pienso así. Creo que refleja muy bien el carácter de Huston en escenas como la que os pongo, creo que Eastwood en algunos momentos se ríe de sí mismo y creo que tiene un final extraordinario. Una película llena de belleza y de sabiduría, que fue un fracaso en su momento y que esconde una historia apasionante sobre un tipo que se fue a África de safari y de paso rodó una obra maestra, para disimular.
Ser o no ser (1942)
Ser o no ser (1942) Tít. orig.: To be or not to be Dir.: Ernst Lubitsch Gui.: Edwin Justus Mayer, Melchior Lengyel, Ernst Lubitsch Int.: Jack Benny, Carole Lombard, Robert Stack, Felix Bressart, Stanley Ridges Dur.: 99 min.
Creo que, en general, Ser o no ser es una película que gusta mucho, pero lo cierto es que cuando llegó a los cines americanos el 6 de marzo de 1942, la película cosechó críticas muy negativas y tuvo una acogida bastante mala por parte del público. Hay que tener en cuenta que apenas habían pasado 3 meses desde que Estados Unidos declarara la guerra a Japón y se viera metida de lleno en la Segunda Guerra Mundial, y la gente, supongo que por una sensibilidad especial ante la situación, no entendió que Lubistch pudiera reírse de una cosa como los nazis o la guerra. Tampoco ayudó el hecho de que Lubitsch fuera alemán y se incluyeran imágenes del bombardeó de Varsovia, lo que se malinterpretó como un intento de mofa por su parte. Las críticas más feroces vinieron por la frase que pronuncia en el film el coronel nazi Ehrhardt refiriéndose a Joseph Tura: «Oh, sí, recuerdo que le vi una vez en Hamlet. Hizo con Shakespeare lo que nosotros estamos haciendo ahora con Polonia». Incluso amigos de Lubitsch como Billy Wilder y William Wyler le sugirieron retirar esa frase, pero Lubitsch se negó alegando que uno puede reírse de cualquier cosa si lo hace bien.