Para poneros en situación, en 1975, Jackie Chan, cansado de intentar triunfar en el cine sin conseguirlo —había participado incluso en una película erótica en su desesperación por hacerse un hueco en la industria—, se fue a Australia, donde sus padres trabajaban como cocineros. Con muy pocas esperanzas ya de triunfar en el cine, sobrevivía como limpiacristales, cuando recibió una llamada que le cambió la vida. Era Willie Chan, un productor y cazatalentos de Hong Kong que creía que Jackie estaba desaprovechado. Le dijo que juntos harían grandes cosas y le convenció para que volviera a Hong Kong.
Nuevo tráiler de Karate Kid: Legends
Hace 2 horas