El fantasma del Paraíso (1974)

El fantasma del Paraíso (1974) Tít. orig.: The phantom of the Paradise Dir.: Brian De Palma Gui.: Brian De Palma Mús.: Paul Williams Int.: William Finley, Paul Williams, Jessica Harper, George Memmoli Dur.: 92 min.

Ha llegado el momento de hablar de El fantasma del Paraíso, una película muy controvertida, casi con tantos seguidores como detractores y que yo, particularmente, considero uno de los mejores musicales de la historia.

Brian De Palma dirigió esta película en 1974, justo después de su debut cinematográfico con Hermanas (Sisters, 1973), un thriller que tuvo bastante éxito y que le permitió financiar El fantasma del Paraíso, un guion escrito por él mismo y que conjuga la obra de Gaston Leroux El fantasma de la ópera con la obra de Johann W. Goethe Fausto y la obra de Oscar Wilde El retrato de Dorian Gray.

De Palma es un director que me encanta, especialmente por lo que podríamos considerar la primera mitad de su carrera con títulos míticos como Carrie (Carrie, 1976), Vestida para matar (Dressed to kill, 1980), El precio del poder (Scarface, 1983) o Los intocables de Eliot Ness (The untouchables, 1987), pero desde los 90 en adelante su carrera ya no me gusta tanto, aunque mantengo la esperanza de que nos regale de vez en cuando cosas como Atrapado por su pasado (Carlito’s way, 1993).

El fantasma del Paraíso ha recibido todo tipo de calificativos; bizarra, excesiva, hortera y cutre son los más socorridos (a mí la película también me parece todo eso y no lo veo como algo malo), pero hay uno que me parece especialmente injusto: que la película está mal dirigida.

De Palma dejó muestras de algunas de las características que luego se volverían habituales en sus películas como el split-screen, que ya había utilizado en Hermanas, sus planos rodados desde ángulos imposibles, sus elegantes movimientos de cámara o sus ya famosos planos secuencia (En esta ocasión nos regala uno con split-screen incluido que requirió 23 tomas).

El problema de la dirección está en otra parte. El sello discográfico de Swan en la película se llamó Swan Song Entertainment pero pocos meses antes de estrenar la película Led Zeppelin sacó un sello con el mismo nombre y hubo que quitar toda referencia a Swan Song y sustituirlo por Death Records. Evidentemente era imposible volver a grabar tantos planos así que algunas escenas fueron recortadas dando unas la sensación de no tener conexión con el film y otras de finalizar abruptamente. En otros casos se optó por sobreimpresionar el logo o la nueva marca sobre la anterior dejando imágenes como las del aeropuerto verdaderamente cutres. Aun así, sin saber esto (lo descubrí en el blog de Raül Calvo hace nada), la dirección de De Palma no me pareció especialmente mala porque era evidente que algo ajeno a la producción había pasado y que el bajo presupuesto de la peli había impedido solucionarlo.

Aparte de las tres obras que comento arriba, El fantasma del Paraíso está plagado de referencias cinéfilas, como no podía ser de otra manera en una peli de De Palma, con guiños a Frankenstein, al expresionismo alemán, a Hitchcock (Psicosis y Los pájaros, por lo menos), a Sed de mal, a los hermanos Marx, a Las zapatillas rojas,… Por todo esto se podría pensar que la película resulta en un pastiche, un refrito sin el menor interés, pero El fantasma del Paraíso tiene entidad propia y una idea central verdaderamente bien elaborada: la prostitución del arte por parte de las discográficas y la primacía del negocio frente a la creación artística. A este respecto, son magníficas las escenas en la que Swan convierte una canción de Leach en algo parecido a la canción del verano y esa otra en la que prueba a cinco cantantes con cinco estilos diferentes hasta que encuentra el que más le gusta, sin importarle desvirtuar la canción original. Y llegados a este punto, hay que hablar de la música, que está compuesta por Paul Williams, quien además interpreta al malvado Swan y nos ofrece una variedad de composiciones que van desde el glam hasta el punk pasando por el country o el rock clásico de los 50.

La película comienza con una narración que nos introduce a Swan y que es simplemente acojonante, tanto en su versión original leída por Rod Serling como en su versión doblada. Esto da paso a la primera actuación a cargo de los Juicy Fruits de la buenísima y, en mi opinión y dada la letra, premonitoria de lo que pasará al final, Goodbye, Eddie, goodbye. Y esta a su vez da paso a la magnífica Faust que interpreta Winslow Leach (William Finley) y la posterior escena en el camerino que constituye uno de los mejores comienzos de una película en la historia del cine.

Por resumirla brevemente, el empresario musical creador y destructor de estrellas, Swan, cogerá la música de Leach, al que hace que encarcelen en Sing Sing, y la modificará a su gusto para la gran inauguración de El Paraíso, su particular templo del rock. Leach escapa de su encierro y tras un accidente queda desfigurado y pierde su voz. Tapándose la cara con una máscara y cubriéndose con un capa llegará a tiempo para impedir que Beef (este tío es genial) cante su música ya que sólo Phoenix (Jessica Harper) puede cantarla. No he dicho nada de Jessica Harper, a la que supongo que recordaréis de su participación en Suspiria (Suspiria, Dario Argento, 1977) y que en esta ocasión tiene la oportunidad de mostrar su bonita y potente voz.

No puedo recomendaros este musical abiertamente aunque sea uno de mis favoritos porque, a pesar de resultarme divertidísimo y entretenidísimo, sé que su tono excesivo, hortera, cutre, bizarro o como queráis llamarlo no es para todos los gustos, pero si como a mí, te gustan los musicales pasados de vueltas, esta es tu peli.