El rey de la comedia (1982)

El rey de la comedia (1982) Tít. orig.: The king of comedy Dir.: Martin Scorsese Gui.: Paul D. Zimmerman Int.: Robert De Niro, Jerry Lewis, Sandra Bernhard, Diahnne Abott Dur.: 109 min.

He vuelto de mis vacaciones y quiero hablaros de El rey de la comedia, una película que he revisado este verano y que considero una obra maestra.

Cuando se habla del dúo Scorsese – De Niro todo el mundo recuerda Malas calles (Mean streets, 1972), Taxi Driver (Taxi Driver, 1976), Toro salvaje (Raging Bull, 1980), Uno de los nuestros (Goodfellas, 1990)… pero casi nadie recuerda esta película que ha caído en el olvido de manera inexplicable.

El rey de la comedia es la historia de Rupert Pupkin (Robert De Niro) un aspirante a humorista que idolatra al cómico consagrado Jerry Langford (Jerry Lewis) y que está convencido de que una sola actuación en el show de Langford le lanzará al estrellato. Cuando se presenta la ocasión de hablar con él tras salvarle de un grupo de enloquecidos fans, Rupert no duda en pedirle una oportunidad, pero para Jerry es sólo otro pesado más del que debe deshacerse. Pronto descubrirá que Rupert no es otro fan más.

Lo primero que llama la atención es el reparto. Scorsese repite con De Niro para el papel de Rupert, que pronto descubrimos es un personaje mentalmente bastante similar al psicopático Travis Bickle de Taxi Driver. A través del gran montaje de Thelma Schoonmaker y la sencillez del plano-contraplano asistimos a situaciones que sólo tienen lugar en la mente de Rupert y que nos muestran los delirios de este personaje. Impresionante, por ejemplo, la escena que vemos a mitad de película en la que Rupert se imagina su propia boda en directo y el cura le pide disculpas en nombre de todo el mundo por no haber sabido ver su talento. Pero sin duda la escena más rocambolesca del film es esa en la que Rupert lleva a Rita a cenar y su inadaptabilidad social hace que su comportamiento sea tan estrambótico que el tío que esta cenando detrás de Rupert comience a hacerle burla y la propia Rita se ría al mirarle de reojo.

Uno de los momentos que más me gustan de esa escena ocurre cuando Rupert se refiere a Woody Allen como amigo personal suyo y Rita le dice: «Es una broma» y Rupert suelta una carcajada y cuando crees que va a decir: «Sí, es una broma», suelta: «No, es en serio». Una muestra clara, y no será la única, de que los delirios de Rupert van más allá de su imaginación. Esta escena recuerda muchísimo a la escena de Taxi Driver en la que Travis, debido también a su inadaptabilidad social lleva a Betsy a un cine porno en su primera cita. Sin embargo, aunque las similitudes con Taxi Driver son muchas, no hay que olvidar que El rey de la comedia tiene un toque cómico y una continua ironía que hacen que la cinta tenga un tono completamente diferente de aquella.

El otro personaje clave está interpretado por Jerry Lewis, que en algunos momentos casi pareciera estar haciendo un film autobiográfico. Por ejemplo, en la escena en la que camina por la calle y la gente le va parando, hay un momento en que una mujer que está hablando por teléfono le pide un autógrafo y después de esto le pide que hable con la persona que está al teléfono. Cuando Jerry se niega la mujer le grita que ojalá coja un cáncer. Esta increíble situación le ocurrió a Jerry Lewis de verdad y él mismo se encargó de dirigir esta escena.

Lewis volvía a hacer un papel importante después de 10 años prácticamente parado y no desaprovechó la oportunidad, mostrándose muy comedido para lo que es él pero impecable en su actuación. La mejor escena de Lewis es esa en la que Rupert se presenta en su casa con Rita sin haber sido invitado. Se respira tensión en toda la escena y Lewis verdaderamente parece enfadado pero a la vez algo nervioso por la situación (Realmente sí que estaba enfadado ya que De Niro se había encargado de tocarle bien los cojones con proclamas antisemitas antes de empezar a rodar). El diálogo final entre Rupert y Langford es cojonudo:

—¡Voy a trabajar cincuenta veces más y voy a ser cincuenta veces más famoso que usted!

—Y aparecerán otros idiotas como usted a fastidiarle.

La dirección de la peli puede parecer simple al principio, o al menos más simple que otras de Scorsese (aunque ya de entrada nos deja unos créditos increíbles con el plano de las manos de Masha y el Come rain or come shine de Ray Charles), pero a cambio tenemos escenas llenas de detalles como el tío que hace burla en el restaurante o el momento en casa de Jerry en el que Rita roba una cosa de la mesa.

Después de todo esto, cuando Rupert se da cuenta de la realidad y asume que para Jerry Langford no es más que un idiota, decide secuestrar a Jerry a cambio de que le dejen actuar en el programa. Y lo consigue.

El monólogo de Rupert es (en teoría) una parodia de situaciones de su propia vida. Alcoholismo, malos tratos, y al final incluso se referirá al secuestro de Langford como la única manera de que le dejaran actuar en el programa. Y después de esto, la gloria.

En su momento la película fracasó, quizás porque no se entendió la crítica o no se comprendió lo buena que es, pero hoy en día, en esta sociedad en la que cualquier capullo puede hacerse famoso de la noche a la mañana, su mensaje está más vigente que nunca.

Para mí, esta es la mejor película de Martin Scorsese después de Taxi Driver. Y recordad: «Mejor rey una noche que bufón toda la vida». Sólo una cosa más, si podéis verla en versión original mejor, porque De Niro en español resulta mucho menos gracioso y sobre todo, porque el que dobla a Jerry Lewis merece ser asesinado.