Vigilante (1983)

¿No os ocurre a veces que en cuanto empieza una película sabéis que os va a gustar? Pues eso me pasó con Vigilante. En cuanto apareció Fred Williamson mirando a cámara y diciendo lo de «no sé vosotros pero yo estoy hasta aquí» mientras se señalaba la frente con la mano, supe que me iba a encantar. Impresionante el monólogo inicial.

Fred "El martillo" Williamson.

Vigilante se pudo realizar gracias al relativo éxito económico que supuso Maniac tres años antes, aunque eso no impidió que fuera una producción de bajo presupuesto. Su argumento es pura exploitation: no hay moraleja, ni mensaje oculto, ni se condena que la gente se tome la justicia por su mano, ni nada de nada. Simplemente asistimos durante hora y media a la caza de los delincuentes por parte de una patrulla vecinal.

Hoy en día, tanto Maniac como Vigilante, están consideradas películas de culto, lo cual puede sorprender, especialmente en el caso de Vigilante. De hecho, el propio Lustig reconoce que mientras la rodaba le parecía una película mediocre, pero lo cierto es que tiene muchas cosas que la hacen memorable.

Robert Forster.

Uno de los puntos fuertes de la película es su gran reparto, con Fred Williamson al frente de los vigilantes, Robert Forster como víctima que busca venganza y Woody Strode y Joe Spinell en papeles secundarios muy interesantes.

Robert Forster interpreta a un mecánico al que le ofrecen participar en el bonito negocio de acabar con la escoria de la ciudad sin juicio ni jurado, cosa con la que no está de acuerdo hasta que una banda mata a su hijo y deja a su mujer medio muerta. Y aquí tenemos otro de los puntos fuertes de la película: es dura y oscura como pocas. Los delincuentes son verdaderamente despreciables con el único objetivo de que el espectador se identifique automáticamente con las víctimas. Pero es que la justicia también es despreciable, lo que hace que el espectador incluso justifique lo que hacen estos vigilantes.

En Vigilante los delincuentes matan niños pequeños escopeta en mano.

Vigilante es una de esas películas que te dejan un montón de escenas grabadas a fuego, como el asesinato del hijo de Forster, el juicio lleno de corruptelas, las escenas de la cárcel con Woody Strode o la venganza final con la impresionante escena de la prostituta. Pero si hay una escena que destaca sobre las demás, es el encuentro entre Williamson y Forster tras salir este de la cárcel. Se miran sin decir nada porque no hay nada que decir. Ya sabemos todos lo que va a pasar.

Se va a liar parda.

Y a todo esto hay que añadir una fantástica banda sonora. Vigilante es un estupendo thriller cargado de violencia, sordidez y nada de pretensiones. Puro entretenimiento.